El hierro es el cuarto elemento más abundante de la corteza terrestre. Lo encontramos en la naturaleza formando parte de numerosos minerales. Pero la mayor masa de hierro nativo se localiza en el núcleo de la Tierra, en un 70%. Por eso las esculturas y los objetos decorativos de hierro traspiran una energía especial, cierto magnetismo, un lazo invisible con el origen de la vida.