No perseguimos la piedra filosofal. NO NOS HACE FALTA. Sabemos que la composición del barro, esa mezcla semilíquida de agua y arena compuesta por sedimentos y partículas de polvo y arcilla, puede transmutarse en objetos bellísimos de decoración. Artesanías como jarrones, esculturas o meros elementos decorativos. No son tan duros como las aleaciones, ni brillan como el oro; pero tienen el sabor de la tierra, de lo auténtico, de lo ancestral.