Respetamos el tiempo de los procesos, como siempre se ha hecho. El esparto crece de forma natural, silvestre, sin cultivar, alimentado únicamente por la lluvia, el sol y los vientos mediterráneos. Nosotros solo esperamos. Pacientemente. Y lo recolectamos cuando está maduro y listo para ser manipulado. La recolección es entre los meses de julio y agosto, aunque puede extenderse de mayo a diciembre. Se solea para que se dore y pierda la humedad. Luego se maja, se machacan las puntas con la maza sobre piedras de sílex o pedernal, para evitar los pinchazos de cada tallo. Uno a uno.
El esparto es trabajado por las manos expertas de nuestros artesanos y convertido en lámparas, alfombras, cestas, chaise-longues o tablas de cama. Cuatro técnicas diferentes aprendidas como antes se aprendían los oficios, acompañando al maestro, transmitiendo el arte poco a poco.
Tejido de largas tiras de esparto crudo que luego se cosen con una aguja de madera.
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El esparto se remoja en agua durante varios días, se tritura y luego se convierte en un hilo que se teje para hacer diferentes objetos.
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Puntada típica para hacer «cofines», una cesta de golondrina utilizada antiguamente en las almazaras para prensar la masa de aceituna.
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Coser muchas hojas de esparto en espiral, cada vuelta sobre la anterior. A medida que pasa el tiempo evoluciona su belleza, el tono verde se vuelve ocre, dorado hasta que se seca por completo.