El cultivo del fique es un diálogo constante con los campesinos. Ellos observan, esperan hasta que llega el momento de cortar las pencas de las plantas que ya han alcanzado el grado de inclinación y tamaño adecuados.
Así se llama el proceso por el que se extrae el fique de la planta. Se elimina la parte exterior de la hoja y se deja solo la fibra que emerge blanca en las hojas altas, aún tiernas, y de un blanco moreno o marrón claro en las que ya han madurado o, casi, acarician el suelo. Cada penca se pasa por una máquina que extrae toda la savia posible y da lugar a la fibra libre y pura.
El fique se lava en pozos de agua de 12 a 15 horas para acabar de retirar los remanentes de savia. Se apila y se seca al sol en cuerdas o sobre piedras, como desde antaño. El tiempo y la espera influyen en el color final de la fibra: si se quiere más blanca se expone más tiempo, pues solo las maestras del fique saben que el sereno de la noche favorece el blanqueado. Un proceso largo y arduo desarrollado por artesanos que concilian sus labores domésticas y agrícolas con este ancestral saber.
El primer paso para pulir la fibra. Se pasa por una superficie con puntas largas y filudas que “peina” el fique, lo desenreda y lo suaviza aplicando grasas vegetales.
En grandes ollas se mezclan tintes no contaminantes, agua, sal y fijadores. Con grandes estufas se llevan las ollas al punto de ebullición. Y, justo en ese preciso momento, se sumerge la fibra y se deja hervir 5 horas. Viene la espera, hasta que la tinta se adhiere. Y vuelta a empezar: un nuevo lavado, un nuevo secado al sol y un segundo escarmenado. Muchos pasos metódica y sabiamente ejecutados.
Hilar antes que tejer. Unir las fibras con las yemas de los dedos y la ayuda de una máquina. El hilo resultante es devanado para formar conos de diferentes tamaños, en función de la pieza a tejer. En el proceso de hilado se matiza el fique y se combinan los colores de los hilos. Por fin, estamos listos para tejer.
Trenzado, crochet, con dos agujas, el telar. Nuestras artesanas tejen el hilo del fique usando diferentes técnicas artesanales aprendidas de sus maestras. Lámparas, alfombras, cabeceros, cojines. Manos con habilidades extraordinarias que crean.
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